Carlos Vermut
enero 9, 2024Ripley
septiembre 18, 2024Fotografiar lo turbio
Mi reno de peluche, la miniserie creada por Richard Gadd, es una de las sensaciones de este momento en la plataforma Netflix. A través del boca a boca, sin una promoción especial por parte de la plataforma, la serie está cosechando muy buena valoración de parte del público y sobre todo de la crítica.
La serie se centra en Donny Dunn (Richard Gadd), un cómico que no está pasando por su mejor momento y que trabaja como camarero en un bar. Un día tiene un gesto amable con una clienta mientras trabaja y, aunque el protagonista no le da más importancia, su vida cambia por completo: Martha (Jessica Gunning) comenzará a acosarle y vigilarle sin descanso, lo que hará que salgan a relucir traumas del pasado por parte de Donny.
Aunque pueda parecer inverosímil, la historia de Mi reno de peluche es una vivencia personal del propio Richard Gadd. Inspirada en sus propias luchas, la serie aborda el tema del acoso con una sinceridad que desafía las normas televisivas establecidas. Gadd, quien enfrentó el acoso y la agresión sexual a los 20 años, convierte su dolor en expresión artística, confrontando la oscuridad con una franqueza descarnada mientras lidia con aspectos personales como la decepción, el fracaso y la impotencia.
Si bien no es una obra fácil de ver, desde luego que resulta muy interesante para abrir debates acerca de estos temas y otros, como las relaciones sentimentales de sexualidad diversa, la aceptación, la búsqueda de la fama…
Según Stephen King “El gran regalo (no lo llamaré truco) de la serie es que llegamos a comprender por qué Donny ha tardado tanto en denunciar su abuso. En su corazón, Donny cree que se lo merece. Sentimos empatía por él. en lugar de impaciencia, y llegamos a sentir empatía por Martha también”.
En la parte visual Rebecca Nicholson de The Guardian sostiene que “la obra está notablemente bien rodada. Parece una película de terror. Hay primeros planos incómodos; ángulos inquietantes e inclinados; un escalofrío desorientador incorporado a su estética. A veces es aterrador. La presión aumenta y aumenta». Pues bien, vamos a analizar cómo consigue esos efectos.
Para rodar la serie mientras actuaba y dirigía, Richard Gadd se valió de la ayuda de dos directores de fotografía: Annika Summerson y Krzysztof Trojnar. Ambos son medianamente jóvenes, formados en el Reino Unido, con una filmografía no muy extensa pero con diferentes premios en su haber.
Summerson es una DF sueca establecida en la industria inglesa, con varios premios como el SUE GIBSON CINEMATOGRAPHY AWARD por su trabajo en Mogul Mowgli y es miembro de la BSC. Y Trojnar es un DF polaco que tiene un perfil más publicitario y videomusical (Oppo, Adidas, Burberry, Louis Vuitton, Gucci, Hennessy, Fendi…) con incursiones en la ficción.
Podría señalar un par de inspiraciones de donde estos directores de fotografía se hayan servido. Las primeras películas de Wong Kar Wai, donde Annika trabajó junto a su director de fotografía Christopher Doyle, y eso se aprecia en el universo que se muestran en sus localizaciones interiores. Y el Chivo Lubezki (El Renacido, Birdman) en los primeros planos del estresado Donny.
El equipo que usaron fue la Alexa Mini LF y las lentes DNA LF de ARRI, un conjunto ganador si quieres manejarte ligero delante del acting. La mini, por su peso y su tamaño es bastante manejable como cámara en mano, posibilitando picados y contrapicados sin demasiado esfuerzo. Y las lentes, especialmente las angulares “te dejan estar físicamente muy cerca de una cara sin distorsionarla, son muy íntimas” según el DF Paul Yee.
Esta opinión, enlaza con la primera cuestión técnica de la serie, el punto de vista. Aunque hay muchos personajes con bastante peso en esta historia, la cámara se queda siempre con Donny, y junto a él vamos a ir viviendo el horror de su experiencia. Nunca saltamos a ver qué hacen los demás en los ratos en los que él no está. Siempre vamos de su mano, comprobando su decadencia y su soledad. Estamos muy cerca suyo, por ello hay innumerables primeros planos, muy cercanos, podríamos sentir su respiración o su sudor.
La cámara acompaña la pulsión del protagonista según su estado emocional o sus escenas de estrés. En general busca un movimiento crudo de la cámara al hombro cuando se enfrenta a su acosadora, o a cualquier otro personaje, o cuando sufre por su situación. Mientras tanto, en las escenas donde está tranquilo la cámara está estática, las conversaciones se presentan en un plano contraplano sin movimientos bruscos.
Por otra parte, en términos generales la serie llama la atención por ofrecer una composición poco ortodoxa, intentando con ello describir la psicología desestructurada de los personajes que la componen.
Los primeros planos evitan la perspectiva horizontal, lo que ayuda a distorsionar el punto de vista, y la forma de los rostros, lo cual enfatiza el lado turbio de los personajes. También deja aire por detrás de la mirada de los personajes, para forzar una sensación de angustia.
En los planos generales se hace uso de lentes muy abiertas que muestran al personaje de Donny muy pequeño frente al mundo que lo rodea, casi aislado. Hay un juego de posicionar la cámara desde puntos de vista singulares, algo distinto a lo que podría una persona ver de pie o sentado. Y no hay una especial predilección por colocar a los personajes según las reglas doradas de composición. Se busca también un juego óptico con elementos de los decorados, lo que consigue planos vibrantes y con magnetismo.
Como he comentado antes, la intención de los directores de foto fue la de estar muy cerca de los personajes, por eso el uso de lentes angulares o gran angulares, lo que ayuda a distorsionar los rostros y hacerlos más cómicos o más grotescos. Al final de la serie una de las imágenes que más se queda en el espectador es la de Donny y su sufrimiento interior, y en ello tiene un protagonismo esta elección de lentes.
En el uso de luz, se distinguen momentos tranquilos donde la luz es neutra, natural, entra desde las ventanas suavemente. Estos son: los inicios del acoso, cuando Donny vive en casa de Teresa, cuando va a casa de sus padres o cuando la madre de su ex lo cuida.
Asimismo, hay otro mundo que se representa en clave baja, que es un recurso muy utilizado. La mayoría de los espacios siempre tiene zonas oscuras, iluminadas por practicables, y la luz que baña a los personajes los muestra con ratio de contraste alto, reforzando la dureza de sus gestos. En definitiva, no son sitios donde nuestro protagonista lo esté pasando bien, digamos que lo asfixian.
Hay que destacar también el uso del color en la iluminación conforme el periplo de Donny va enfangandose, lo cual muestra escenas en lugares donde quizás no debiera estar o simplemente que lo perturban, ya sea una calle con neones, o una fiesta en su casa o una cita en un baño de una discoteca. Parece querer mostrar los diferentes mundos que Donny esconde y que sin embargo transita en su ruta de destrucción.
El uso de paleta de colores tiene tambien un recorrido. Hay un inicio con las escenas del bar donde Martha piropea a Danny que son cálidas de noche, color madera y luces de tungsteno: algo agradable, acogedor. Pero conforme la historia va complicandose, se utilizan mucho el rojo cuando la escena tiene una fuerte carga emocional (como el discurso de Donny en su actuación en la final o las primeras citas con Teresa) y/o los colores cálidos, anaranjados, para la casa de Darrien O´connor (el violador), cuando ambos están experimentando con drogas…
Casi al final del metraje, otra escena memorable por su uso de colores cercanos al blanco o neutros, es cuando se encierra en la habitación obsesionado con las grabaciones de Martha, como si Danny estuviese en un espacio/tiempo vacío.
En resumen, el peso de una buena fotografía en la narratividad de la historia se puede comprobar en esta serie, y no me quiero referir a una fotografía espectacular, majestuosa o de fine art, sino que es la mejor manera que desde la cámara y la luz se puedan reforzar, contextualizar o reflejar esos sentimientos que nos transmite el guión de esta historia. Esa es la fotografía eficaz, la fotografía útil.